Introducción
Las micosis superficiales o dermatomicosis son infecciones producidas por distintas especies de hongos microscópicos que afectan los tejidos ricos en queratina (piel, uñas, pelo).
Las primeras menciones históricas de este tipo de enfermedades datan del tiempo de los griegos.
Aunque en su gran mayoría el daño es puramente estético, continúa siendo una patología prevalente en la población.
Fisiología del hongoLos hongos se clasifican en un reino propio, el reino Hongos (Myceteae). Son microorganismos eucariotas que se distinguen de otros eucariotas por la presencia de una rígida pared celular formada por quitina y glucano, y una membrana celular en la que el ergosterol sustituye al colesterol como principal componente esteroideo.
Los hongos forman un grupo diverso de organismos que se dedican principalmente a la degradación de materia orgánica.
Los medios de los que crecen son igualmente diversos y solo un grupo reducido son de importancia médica
La clasificación más sencilla, cimentada en aspectos morfológicos, agrupa a los hongos microscópicos en levaduras y formas miceliales.
Fisiología del HongoLas levaduras forman parte del microbiota normal del ser humano y se vuelven patógenas frente a ciertas condiciones de su huésped, por esto se les denomina “patógenos oportunistas”. Los géneros de mayor importancia dermatológica son Cándida y Malasezzia.
Los hongos filamentosos (también llamados tiñas, formas miscelares o dermatofitos) son patógenos parásitos de queratina, y su presencia es siempre patológica. Se transmiten de persona a persona o desde un animal infectado, de forma directa o indirecta a través de ropa, zapatos o pelos.
Factores de riesgo
Los factores de riesgo pueden ser locales o sistémicos e incluyen:
Senescencia, recién nacidos, embarazo, inmunosuprimidos, diabéticos, desnutridos, usuarias de anticonceptivos, usuarios de corticoides y de inmunosupresores.
Localmente los factores de riesgo son la humedad, sudoración, el uso de ropa ajustada, zonas de mucho roce, obesidad, uso de prótesis o de apósitos no permeables, dermatitis.
Las formas de presentación clínicas dependen del patógeno y son diversas. En el caso de la candidiasis, sus afecciones más frecuentes son la oral, en pliegues cutáneos (intertrigo), periungueal (uña y anexos) y genital.
Las infecciones por dermatofitos poseen una amplia lista de afecciones de distintas zonas, las que varían dependiendo de la capacidad del hongo de infectar dicha región, el grosor de la piel y la dificultad para ser tratadas, debiendo evaluarse la necesidad de tratamiento tópico o sistémico.
Las afecciones principales son:
Tiña capitis (cabeza)
Tiña corporis (cuerpo)
Tiña cruris (inguinal)
Tiña unguium (uñas de pies)
Tiña pedis (pies)
Tiña manum (manos)
El tratamiento de esta patología debe ser individualizado según el organismo responsable, el sitio afectado y las condiciones previas del enfermo.
Dado que los hongos son células eucarióticas, es más difícil inhibir vías metabólicas que afecten únicamente a la célula fúngica sin afectar a las células humanas; por esta razón la cantidad de drogas antifúngicas es escasa comparada con los antibióticos.
La decisión del fármaco a usar debe ser tomada por el profesional, y en algunos casos incluso podría derivarse con un dermatólogo para controlar la evolución y los posibles efectos adversos de una terapia extensa.
