1. Endorfina
Para estimular su producción, se recomienda reír, cumplir con objetivos, realizar rutinas de ejercicio, relajarse, escuchar música, leer por placer y meditar.
Estas actividades facilitan la memoria y atención, así como la sensación de bienestar y felicidad. Al enamorarse y tener vínculos emocionales, al percibir y dar caricias, besos y masajes, se reduce el nivel de cortisol (la hormona del estrés) y la presión arterial, mejorando la relación con la otra persona.
2. Serotonina
Ansiedad, depresión, ira y ataques de pánico, son señales de desequilibrio en los niveles de serotonina. Esta hormona se encuentra en las plaquetas de la sangre y sus bajos niveles producen irritabilidad y sentimientos negativos como preocupación, tristeza, depresión, ansiedad y otros trastornos.
3. Dopamina
Algunas de las formas de estimular la producción de Dopamina consiste en realizar ejercicio, escuchar música y meditar. Asimismo, es posible aumentar los niveles mediante alimentos como huevos, nueces y chocolate.
Es importante controlar los niveles de Dopamina, pues su disminución podría generar depresión, Parkinson, ansiedad social, dificultades en la atención, memoria y resolución de problemas. Por otro lado, los altos niveles de esta hormona son asociados con psicosis y esquizofrenia.
4. Oxitocina
Se estimula con el contacto físico, las palabras de aliento, la escucha a los demás, la meditación, la calma, el ejercicio e incluso llorar, pues se liberan algunas emociones.
Los bajos niveles de oxitocina están relacionados con la depresión. En mujeres, la insuficiencia podría causar problemas de lactancia y en los hombres, los altos niveles podrían causar hiperplasia benigna de próstata, es decir, el agrandamiento de la próstata que provoca problemas urinarios.
Pese a que es posible estimular la secreción de las hormonas de la felicidad a través de alimentos, el placer es momentáneo y podría generar dependencia, ansiedad y obesidad en las personas. El consumo de azúcar provoca que el cuerpo del paciente esté más activo y, en el caso de la niñez, el exceso de azúcar podría provocar hiperactividad.
La búsqueda de la felicidad ha sido desde siempre uno de los objetivos del ser humano. Lo que quizás no sabemos, es que esa felicidad está dentro de nosotros mismos, porque somos pura química. El cerebro, movido por las emociones, produce sustancias química que hacen que la persona eleve su autoestima, experimente sensación de euforia y se sienta animada, alegre y vigorosa, sin necesidad de tomar, inyectarse o fumar nada. La felicidad no es algo vago e impreciso, ni una sensación nebulosa: es el efecto de un flujo correcto de sustancias químicas que proporciona al ser humano su equilibrio físico y psíquico. Si hay abundancia de estas hormonas endógenas, hay inteligencia emocional e interpersonal; la persona se siente ubicada, sabe quién es, a dónde va; controla sus emociones, conoce sus habilidades y sus talentos, y se siente dueñas de si misma.
Evelyn Fernández
Tens Unidad de Salud Usach